A pesar del tiempo transcurrido hay días que me acuerdo de él y me siento algo desanimado. Y no comprendo por qué todavía se deslizan lágrimas en mis mejillas.
El tiempo no regresará, el pasado se ha quedado atrás, pero cuanto me acuerdo, se complican mis sentimientos. Me acuerdo de lo bueno, lo malo, lo hermoso, y mis sentimientos se revuelven.
Quisiera odiarlo, detestarlo, y sin embargo, todavía le tengo un cariño especial, quisiera que ese momento especial, hermoso se quedara suspendido en mí para siempre; desearía no acordarme de todo el daño que me hizo, la manera que me lastimó, de la manera que me tiró al bote de la basura.
En mis recuerdos, en un momento estoy en la retrospectiva del amor sublime, de los besos, las hermosas palabras, lo tibio de su cuerpo penetrando el mío; y en ese mismo momento recreo el más hiriente dolor, la despedida, el desprecio...
... Creo que habrán en el futuro más días tristes al acordarme de él. Y con tristeza sé que habrá algún día en que ya no me duela. ¡Dulce dolor detestable!
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