junio 08, 2008

Demasiado amor

Marion - Digital Dolls

Mientras la lluvia caía, iba peleando con mi paraguas para que el viento no lo destruyera, cuando de pronto mi mirada se posó en una singularidad: una mujer seriamente vestida, no llevaba zapatos.
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Cuando fijé bien la vista, tenía la pierna derecha deforme, su pie estaba pegado a la pierna, estaba encarnado. Lo comento no porque sea un morboso conciente, sino porque tengo una afinidad con la gente diferente que parece un rollo de karma.
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Una vez que vi a la mujer, sin proponérmelo, el destino hizo que nos sentáramos juntos en el transporte público, y al final del camino, incidimos en el destino, porque yo me bajé del transporte dos cuadras antes.
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Y la verdad, no intenté sentarme a su lado, la suerte lo determinó. Mas acepto que me gusta sentarme cerca, porque quisiera tener la fuerza que tienen para luchar contra las miradas de miedo que lastiman, el que te juzguen porque tienes algo diferente.
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Las circunstancias me acercan a personas con características físicas diferentes a la de las mayorías.
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En la escuela, tuve un compañerito que tenía su cara como de piel de elefante, con un tumor frontal lleno de pelo. La gente le sacaba la vuelta, hasta a los profesores les daba horror. Él sabía lo que provocaba en la gente, por eso siempre se apartaba, y también el destino nos unió, y mi "enferma" personalidad provocó que se alejara de mí. Le ponía muy nerviosos que compartiera mis pensamientos con él; se angustiaba, tenía hasta pesadillas. Todavía me disculpo con él, yo no tenía derecho de perturbarlo, de describirle cómo veo el mundo, cómo es la naturaleza humana, como es el ser humano de miserable. Mi visión del mundo lo enfermó: no quería vivir en un mundo donde el ser humano llegara a ser tan perverso, por eso optó por borrarme de su mapa. Y no puedo negar que me doliera profundamente; quién pensé que compartiría el asco por el mundo y la naturaleza humana, tenía demasiado amor al ser humano, demasiada compasión. Al final, el único monstruo fui yo.
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Cuando divisé a lo lejos a la mujer con su pierna derecha deforme, al único que compadecí fui a mí, a mí el enfermo, el que la necesita para recibir su compasión y su amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://eduardoartesydiseno.blogspot.com/