Sobre los caminos que se nos abren

Luego de ver la capacidad que tienen los medios de enajenar a cualquiera, de doblegar cualquier voluntad, así como de comprar las conciencias, no me queda otra que soñar y soñar en cosas más banales. Sí, el mundo da asco, y por más que nos esforzamos en cambiarlo, más cansados nos sentimos, más frustrados. No he tirado la toalla, sólo creo que el mundo se ha vuelto de plomo y necesito tirar un poco el peso para soñar…

Han pasado muchas cosas, por eso no he podido escribirte, pero eso no significa que en algún momento esté esperando una respuesta más participativa de tu parte, querido Kili. Por ahora y en tu ausencia, el amor me ha sonreído en diferentes maneras. Sé que normalmente echo a perder todo: sin querer y de manera inexplicable siempre me saboteo; y hace poco no fue la excepción, porque conocí a alguien y pum, empecé a hablar sin parar de todo tipo de cosas que no tenían ningún sentido, total que terminé asustando a la persona quien se había interesado en mí. Pero creo que hay veces que vale la pena rectificar y volvérsela a jugar. Así que a petición popular lo voy a volver a intentar, y no con una sola persona, sino lo voy a intentar con tres, así aumento mis oportunidades de éxito. Si una de esas estimadas personas leyeran estas líneas, por supuesto que me mandarían a volar irremediablemente, sin segundas oportunidades; el chiste es que no lo comento porque representen un volado para mí, sino porque en mi futuro se me han presentado cuatro caminos interesantes, y debo tomar alguno.

El primer camino es seguir mi camino sin tomar uno de los tres caminos siguientes; y ese sería un punto de sensatez, pero ya no quiero sensatez, tengo casi un año embebido en la sensatez, necesito un poco de lujuria en mi vida, aventuras o cosas nuevas.

El segundo camino es interesante y aventurero, porque la verdad es que no sé nada de esa persona. Lo que sé es que trabaja en un Ofice Max sacando impresiones; siempre que llevo a imprimir algún diseño, le perturba mi presencia de manera extraordinaria: le tiemblan las manos, se congestionan sus mejillas y es incapaz de sostenerme la mirada. No sé nada de esa persona, sin embargo estoy convencido que si le hablo y le flirteo un poco, aceptaría salir en una cita conmigo. Qué puedo decir de esta persona… mmm, mmm, además de ser de mi edad, de cuerpo macizo, parece que tiene cierta tendencia a la ternura.

Del tercer camino tengo más referencias. Me reuní con esta persona y todo lo eché a perder por mi gran bocota, pero a la mejor podría componer la situación un poco. Es una persona de mucha experiencia y con unos añitos acumulados, pero con mucho atractivo, así como unas hermosas manos que no logro olvidar; digamos perfectas manos. Tiene muchas virtudes, y es difícil que pueda enamorarse realmente de mí, porque en mí sobresalen mis desatinos.

Del cuarto camino, te diré que es un escándalo, porque ésta persona está comprometidísima con otra persona, pero no me hace el feo. Incluso sé que lamenta mucho su situación, porque cada que nos vemos compartimos el mismo magnetismo. La última vez que nos vimos, entre el saludo de hola y la despedida, estuvo a punto de darme un beso en la boca, apenas y sentí un leve roce entre nuestras bocas. Cuando partió estuve a punto de regresar corriendo y besar su boca. Me abstuve, por supuesto, ya que, aunque lo dudes, tengo cierta educación conservadora y la idea de estar haciéndole del tercero en discordia, me disgusta mucho.

Según vayan dándose las situaciones mi querido Kiliwa, te tendré bien informado. Lo primero que te platico fue que la semana pasada, tuve la oportunidad de estar en una noche bohemia, donde me pidieron que les leyera mi poema de Tiempos, que cuando lo realicé a nadie le interesó, pero por una extraordinaria situación cayó en manos de alguien quien se comunicó conmigo, y así fue como estuve casi una hora leyéndole a extraños uno de los poemas de mi autoría, de épocas muy perturbadoras y dejadas atrás, en el pasado. Aquella noche que pasó como si no hubiera existido, terminamos tomando unas copas de vino tinto a la luz de las velas, en un centro cultural que ya había cerrado sus puertas.