Luego de otro intento, hoy he tirado la toalla. Busqué consuelo en otros sueños, pero nada más para darme cuenta que hay que dejar pasar y nada más. Luego de mis últimos fiascos, volteé a ver otros horizontes.
*
¿Qué puedo decir? No mucho. Busqué un refugio, que pensé que era seguro. Mas nada tenemos seguro en esta vida.
*
Siempre que lo había ido a buscar era amable, dulce, tierno. Ahora, y luego de los cambios que ha tenido su vida, lo único que pudo hacer es darme un fuerte abrazo, dejarme sentir su cuerpo vestido de sus ropas, depositar con tierna suavidad su labios en mi rostro y nada más.
*
Durante toda la reunión, llena de gente extraña para mí, pero familiar para él, nos miramos, danzamos entre parpadeos. Sonreímos y a veces nos sonrojamos.
*
Las actitudes briosas de mi parte, escondieron la tristeza que me causó la imposibilidad de borrar a los presentes y decirle, yo te correspondo hagamos un lado la moralina y bésame para ver luego qué pasa.
*
Luego de que encontré un pretexto para irme con ellos en su automóvil, me fui atrás mientras él manejaba. Todo el camino le miré los ojos, entre pestañeos nos estuvimos viendo. Le grité con mi mirada que buscara un pretexto y se quedara conmigo.
*
Al menos me correspondió con su mirada. Fue todo. Cuando bajé de su automóvil, preguntó dos veces si estaba bien, le dije que sí. Arrancó y me quedé mirando cómo se iba con sus amigos, cómo se alejaba.
*
Triste pero entendí que es la última vez que le veo. Por la naturaleza de su trabajo, los cambios en su vida, no hay un espacio para mí. Tardé mucho en darme cuenta, a la mejor un año, y ahora que lo supe, ya es tarde. No hay nada qué hacer. Ni siquiera es posible forzar las cosas.
*
Adiós
No hay comentarios.:
Publicar un comentario