julio 16, 2007

Infierno

Hola Kili. Está entrando la madrugada, tengo un chingo de trabajo qué hacer, sin embargo me siento algo triste; no puedo trabajar, ni dormir. Me siento muy deprimido. No sé si fue porque terminé de leer el periódico o porque me acordé de esas cosas del pasado que nunca terminan de curarse del todo.

Te he de parecer un tipo patético, y más porque me atrevo a abrir mi corazón. Y en parte, me veo a mí mismo como un patético, ¿cuántos tipos no se torturan con el pasado? Me imagino que hay por ahí un montón de patéticos gilipollas. Los odio.

Ya hace mucho tiempo y sigue ahí abierta una pequeña herida... Mi primer gran amor. Fue algo horrible. Aunque creo que puedo morir tranquilo porque sé que por al menos un segundo, sí me amó de verdad. Los siguientes tres años fue pura mierda decadente, enferma, destructiva. Esa primer amor, por más vil que fue no puedo sacarlo de mi cabeza; al pasar el tiempo hay veces, como hoy, me sigue doliendo. Me acuerdo y grito de dolor y me quedo clavado recordando algún vil detalle de esa cárcel de amargura.

Es vergonzoso, pero todavía me arranca lágrimas de amargura. Mejor suerte he tenido, y luego cuando me va bien, me veo en un espejo y dijo, ¡Hombre que sí tienes inteligencia emocional¡ Hoy, estoy convencido que no.

... Su voz, sus emociones finas. Sus ojos, sus labios, sus palabras, su carácter fuerte. Su mundo sórdido mental tan enfermo. Esos días pasan en mi mente como una tormenta, donde no deja de llover. Y comprendo que mi carne se ha hecho jirones muchas veces. Qué difícil fue sobrevivir totalmente solo: así me dejó. Quedé tan agotado y abandonado por todos. Sin casa, sin dinero, sin alguien que me tendiera una mano. Para la familia fue más fácil decir adiós. Un guiñapo, así quedé...

Cuando vuelvo a ver a ese amor, porque por alguna extraña razón seguimos siendo amigos, observo que todavía consume la vida de otros, los chupa hasta el tuétano, los destroza y los deshecha, así hasta el infinito. Y ¿qué crees? Sigo ahí, incondicional, permanezco como su amigo que todo lo comprende. No sabe que no comprendo nada; sus acciones siguen siendo horribles. Mas no pido castigo; uno es el culpable, uno es quien permite que sucede. Todo pasa por un segundo de amor verdadero, ese es el costo.

Ese segundo de amor verdadero es mi diamante. Está guardado. Me permite seguir viviendo y aceptar que si hoy muero, está bien, acepto mi destino. Pero que quede constancia que tuve que bajar hasta el mismísimo infierno para obtenerlo. Y el dolor que cuesta, permanece marcado en mi carne, en mi sexo, en mi corazón.

-*-

No hay comentarios.: