junio 07, 2007

Tratado I. Del asesino serial

Me obsesionan los asesinos seriales, (lo siento, pero soy producto de la cultura de masas y de mucha televisión). Siempre, desde muy pequeño, he alucinado en comprender las motivaciones de estos tipos. Inicialmente pensé que eran tipos monstruosos y que a la mejor al estar cerca de ellos, me podrían comer. Ahora no pienso eso.

Al paso del tiempo y de informarme en todo tipo de fuentes sobre el suceso, creo que los comprendo en parte, aunque no comparto sus patologías. Esa afirmación ya vista escrita toma otro cariz, que preferiría no manifestar, sin embargo, cuando me adentré a ver las motivaciones que nos llevan a hacer daño a los demás y las formar que esa manifestación puede tomar, las cosas se pueden apreciar con otras variantes.

Todos siempre quedamos pasmados por los asesinos seriales de Estados Unidos, sobre todo porque los medios de comunicación se encarga de darnos todo tipo de datos morbosos. La verdad es que hablar de asesinos en serie como una categoría nos remite a un método netamente funcionalista; viéndolos con otros paradigmas teóricos, es una manera de la cultura de tratar de explicar un fenómeno que sólo es parte de la catarsis sistémica que vive cualquier sociedad, y que por supuesto tiene que encontrar mecanismos para superar esas taras.

Sacando a los asesinos en serie fuera del contexto de la cultura capitalista, donde tenemos medios de comunicación que se enriquecen con la ignorancia y el morbo, nos damos cuenta que el fenómeno como tal, es mal llamado asesinatos en serie; dentro de la especie humana, el asesinato, aunque no sea moralmente aceptado, es parte de los mecanismos de sobrevivencia, sin embargo, cuando se asesina sin una ganancia concreta (riqueza, celos, miedo, ganancia política...), entramos a una zona oscura.

La zona oscura se encuentra en la mente, en la capacidad de desaparecer, mediante la racionalidad, los límites de nuestra genética evolutiva, y darse cuenta que en la realidad concreta, no hay nada que evite el asesinato no motivado por condiciones de sobrevivencia.

Diríamos, es una moral Nietzcheniana, el asesino no motivado por su genética evolutiva, tiende al asesinato, como una capacidad de desaparecer su moral social, sólo porque puede hacerlo. Para el Nietzcheniano (consiente o no del pensamiento de Nietzche), es fácil asesinar de manera premeditada, cuando se considera al sujeto afectado, como un ente material - objeto, con lo que sería igual romper un jarrón.

La zona oscura* de la psique del asesino, entra eliminando los mecanismos que le permiten convivir en sociedad: el miedo al qué dirán, la moda, los principios morales que en su comunidad se estimulen, la vergüenza al ridículo, esto es, la eliminación del ello. Se brinca la barrera social y entra a la meta-individual, donde la conciencia le permite desaparecer al otro, en cuanto que no tiene valor igual al de uno.

La tarea de cualquier sistema es mantenerse en movimiento y evitar la extinción o desaparición, por lo que su tarea es encontrar esos entes que se salen de la norma, para desactivarlos. Esa es la dinámica que tiene que seguir para perfeccionarse y evitar la extinción. Los que asesinan fuera de las circunstancias de su sobrevivencia, están retando al sistema, porque saben que pueden hacerlo, aunque también saben que entonces se vuelven objetos de caza del propio sistema, porque en el sistema no tienen cabida, más que para perfeccionar el propio sistema.

* La zona oscura es la posibilidad de eliminar el ello, y con eso el ser humano sujeto material, sólo es uno mismo, y los demás entran en la esfera de lo material objetual, con lo que no tienen el mismo valor que el de uno
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Una de Diego Santoy, sólo para checar el comportamiento



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