mayo 12, 2007

Vivan los cueros

Hoola my Kili lover. Se me olvidaba platicarte que el domingo pasado fui a encuerarme al Zócalo, con Spencer Tunik. La historia vale mucho la pena, porque inicialmente me pareció algo así como más artístico, pero desde que llegamos a eso de las tres y media de la madrugada, se tornó en una muestra más del estado anímico que tiene nuestra sociedad.

Hubo de todo, desde gollas universitarias, hasta gritos de "foto por foto, desnudo por desnudo"; hubo incluso quienes gritaron "voto por voto, desnudo por desnudo". Y luego, en cueros, a desnudarse. En un segundo, el pudor se fue y la libertad llegó.

Valió mucho la pena estar horas formado, aguantando el frío y todo eso. Cuando al fin teníamos los cueros de fuera, fue una sensación rara, porque no había en ningún lado un cuerpo confrontado con el deseo sexual, sino puros seres vivos en masa. Incluso el cuerpo humano, ayudó a que no diera tan fuerte el frío.

Esa experiencia me permitió ver otro lado de la naturaleza humana. Y sí, no te vi por ahí; ni tus luces. . .

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